AFP

La explosión se produjo poco antes de las 23:00, hora local en un concurrido mercado donde la gente cenaba, cerca de un hotel muy frecuentado por turistas y empresarios, que no se vio afectado.

"Vamos a abordarlo como un tema policial relacionado con el terrorismo", dijo el Presidente de Filipilnas, Rodrigo Duterte esta mañana, en el lugar del atentado. 

El viernes, en el momento del ataque, Duterte, que fue alcalde de esta ciudad de dos millones de habitantes por casi dos décadas, se encontraba allí, pero no estaba en la zona afectada.

Al menos 14 personas murieron y otras 67 resultaron heridas en la explosión, informó la policía. De los heridos hay 16 que están en estado crítico, dijo a la prensa el director del centro hospitalario donde están siendo tratados. 

Martin Andanar, portavoz del gobierno filipino, señaló que tras el atentado podían encontrarse traficantes de drogas que buscan vengarse por la guerra contra el crimen que ha lanzado el Presidente Duterte. Andanar también apuntó a la posibilidad de que haya sido perpetado por insurgentes islamistas.

En el pasado, Davao ha sido escenario de atentados mortales cometidos por insurgente islamistas o rebeldes comunistas. "Hay mucha gente enfadada con nuestro presidente y nuestro gobierno", señaló el portavoz. "No excluimos que se trate de ellos, pero aún es demasiado pronto para especular", concluyó.

"La fuerza (de la explosión) me impulsó. Prácticamente volé por los aires", aseguró Adrian Abilanosa, quien habría perdido a un primo en el atentado, según dijo a la AFP.

El vicealcalde de Davao, Paolo Duterte -hijo del Presidente- señaló que tras la explosión, acudió a la oficina de policía de Davao para "estar informado de la situación".

El gobierno de Estados Unidos expresó en un comunicado difundido poco después sus condolencias por las víctimas del atentado.

Región plagada de violencia

Davao se sitúa en la isla meridional de Mindanao, a unos 1.500 km de la capital, Manila. Allí los separatistas musulmanes protagonizan desde hace décadas una rebelión armada que ha dejado más de 120 mil muertos.

Los rebeldes comunistas, levantados en armas desde 1968, también están presentes en las zonas rurales cerca de Davao.

Desde su llegada al poder en junio, el presidente Duterte ha sostenido conversaciones de paz con los comunistas. Los insurgentes y el gobierno acordaron la semana pasada prolongar indefinidamente la tregua decretada en el marco de esas negociaciones.

Duterte también ha iniciado  conversaciones de paz con dos de los principales grupos rebeldes islamistas, entre ellos el Frente Moro Islámico de Liberación (MILF).
Al mismo tiempo, el nuevo presidente filipino ha comenzado una ofensiva militar contra el grupo islamista Abu Sayyaf, creado a principios de los 90, que ha declarado lealtad al grupo Estado Islámico. 

En junio, este grupo habría ejecutado a un rehén canadiense, Robert Hall, secuestrado junto a John Ridsdel en septiembre de 2015.

Expertos de seguridad estiman que la organización se dedica principalmente a recaudar dinero a través de secuestros y no a llevar a cabo una guerra religiosa.

Cuando todavía gobernaba el expresidente filipino, Benigno Aquino se comprometió y trató de neutralizar a estos extremistas.
En su época como alcalde, Rodrigo Duterte logró instaurar una paz relativa en Davao, combinando duras medidas de seguridad y acuerdos locales con los diferentes grupos rebeldes.

No obstante, en 2003 una bomba de fuerte potencia arrasó el aeropuerto de Davao dejando 22 muertos y 155 heridos que fue imputado a los separatistas musulmanes.

 

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