-“Si ella estuviera disponible cuenta con el apoyo del partido”, dijo la presidenta del PS Paulina Vodanovic sobre la opción presidencial Bachelet. ¿Qué revela en términos de falta de renovación, de escasez de liderazgo político esta frase?
-Creo que las últimas columnas de Max Colodro y Daniel Mansuy dan totalmente en el clavo respecto a este punto. Presentar a Bachelet por tercera vez, o cuarta si contamos a Paula Narváez como doble de acción, es totalmente decadente, y corresponde a un partido desesperado por mantener cargos en el Estado, pero incapaz de renovar sus liderazgos, así como de plantear una reflexión relevante respecto al Chile actual y sus desafíos. En cuanto al Frente Amplio, es un incómodo proceso de volver a la madre despreciada derrotados, convertidos en apenas cuatro años en un raspado de olla a la altura de Arenas o Peñailillo.
-¿Crees, como dijo Carlos Peña, que una tercera candidatura de Bachelet profundiza una ambigüedad de la izquierda respecto a qué modelo político privilegia: el modelo concertacionista, socialdemócrata, o el modelo frenteamplista/comunista?
-Creo que no es así, y por eso le respondí en una carta a El Mercurio al rector de la UDP. Michelle Bachelet, una vez que logra despojarse del lastre de la Concertación que condiciona su primer mandato, ha mostrado un proyecto político propio y una trayectoria que no tiene casi nada que ver con la visión de la Concertación. No hay ambigüedad en ese trayecto: da espacio y relevancia al PC, usa la Fundación Dialoga como incubadora de liderazgos para RD y lleva a dirigentes del Frente Amplio a supervisar su propia reforma educacional.
-¿El segundo gobierno es un preludio del de Boric y el FA?
-El segundo gobierno de Bachelet es uno estatista y de izquierda, atravesado por las tesis políticas del movimiento estudiantil del 2011 y dirigido por un PS que le rompe la columna a la DC y que tira al basurero a Ricardo Lagos. El punto de quiebre ideológico más claro es cuando Bachelet, justo antes de su segundo mandato, presenta “El otro modelo” de Fernando Atria, el tutor intelectual de Jackson, Boric, Crispi, etc, y dice: de esto se va a tratar mi gobierno. Esa historia está bien recogida en un libro que publicamos en el IES al final de ese proceso, titulado “El derrumbe del otro modelo”.
-¿Qué representa Bachelet? ¿La izquierda que desechó a Lagos y puso al PC como un eje de la Nueva Mayoría?
-Bachelet es un liderazgo muy especial porque expresa un sentimiento complejo de melancolía anhelante que confunde y seduce a toda la izquierda. Literalmente la famosa saudade portuguesa. Ella logra ser algo, pero genuinamente apuntando hacia otra parte, hacia lugares ideales plenos y totales. Por supuesto, también es una política profesional fría y calculadora.
Pero tiene esa actitud como de haber vivido el socialismo y saber cómo volver a él mediante un muy largo viaje, que la hace creíble para comunistas y frenteamplistas por igual. La parte de “Discurso” de la gran obra de teatro “Villa + Discurso” de Guillermo Calderón, igual que la columna del rector Peña, intentan explicar esa saudade como una especie de ambigüedad, pero yo creo que es otra cosa más difícil de entender.
-¿Cuáles crees que son las pulsiones que llevan a la ex Presidente a correr a abrazar a Fidel Castro y a los jóvenes del FA, pese a que la habían cuestionado duramente? ¿Que rol pueden jugar en una campaña las críticas a las reformas de su segundo gobierno?
-Bachelet corre a abrazar a Castro, así como es siempre cordial con Chávez, porque los ve como compañeros de ruta, finalmente, aunque pueda dudar de los caminos específicos que hayan elegido. Hay un norte compartido. En cuanto al segundo gobierno de Bachelet, ella ahí ofreció remedios a los males del país que resultaron ser peores que la enfermedad. En educación, en materia tributaria y a nivel del sistema político. Eso sin mencionar el asunto migratorio. No podrá eludir su responsabilidad si es candidata: tendrá que enfrentarse a sus propios y graves errores del pasado, cuyas consecuencias sufrimos hoy.
-¿Crees que Carolina Tohá representa una izquierda más moderna? ¿Cuáles son sus debilidades?
-Carolina Tohá está mucho mejor descrita por la columna de Carlos Peña que Bachelet. Ella sí tiene cabeza concertacionista y corazón frenteamplista. Y claro, es un liderazgo interesante e inteligente, pero en el que no confían mucho ni el FA ni el PC. Tohá ni viene del socialismo de ensueño ni va hacia él.
-¿Cuáles son las claves del fenómeno Kaiser y que posibilidades tiene de crecer?
-Kaiser es un liderazgo que se parece muchísimo a Boric. Y nace al mundo político de una apuesta estratégica republicana en relación a Chile Vamos calcada a la del Frente Amplio respecto a la Concertación. Es el discurso de pureza y virtud en su versión de derecha. La reacción pendular que siempre existe cuando un bando trata de “mover los límites de lo posible” sin preocuparse de si la gente quiere que experimenten con sus vidas y sus patrimonios. Yo sinceramente espero que ese movimiento pendular vaya disminuyendo, pues sería un gran problema pasar de los males del octubrismo a los del antioctubrismo.