Con el 50 aniversario de la llegada de la humanidad a la Luna, una de las preguntas que se hacen los curiosos es qué se hizo en el satélite natural, además de plantar la bandera estadounidense en el "mar de la tranquilidad".

Junto con la instalación de un reflector para medir la distancia entre el satélite y la Tierra y la instalación de un sismómetro, Neil Armstrong y "Buzz" Aldrin realizaron una recolección de rocas. En todas las misiones Apolo -entre 1969 y 1972- se trajeron más de 380 kilos de muestras, las que se encuentran en organismos, universidades y, por cierto, la NASA. 

Y, aunque cueste creerlo, aún quedan rocas sin ser tocadas por algún otro humano, ya que se guardaron en sectores especiales, otras se congelaron, y además hay un grupo que se mantienen con helio. Artículos que ahora serán utilizados para su análisis. Aunque esto fue informado en el mes de marzo, es ahora cuando se iniciarán los trabajos.

 

La agencia espacial señaló que se "investigará los efectos del clima espacial en la superficie lunar". Ese "clima", detallaron, "es creado por el viento solar, una corriente de partículas cargadas que transportan hidrógeno desde el Sol junto con él. Los objetivos del equipo son dobles: comprender cómo esta radiación afecta al hierro y otros metales en el suelo de la Luna, y lo que sucede con este hidrógeno una vez que entra en contacto con la superficie lunar".

Por otro lado un equipo de la NASA calentará muestras de polvo lunar del tamaño de un grano, utilizando la intensidad de su brillo para revelar el pasado térmico de la Luna.

Esto con el fin de "descubrir qué tan calientes han estado estas rocas, a qué cantidad de radiación han estado expuestos y cuánto tiempo atrás dará contexto a los descubrimientos realizados por futuras misiones y los otros equipos de investigación, ayudando a localizar puntos para buscar agua, hidrógeno y otros materiales", aseveraron.

Cabe mencionar que estas rocas lunares son parte de la recolección que realizó el Apollo 17, la última misión en poner botas humanas en la superficie lunar y la única en contar con un geólogo a bordo.

Además, los equipos designado para sus estudios contarán con las nuevas y más altas tecnologías disponibles para seguir conociendo los misterios de la Luna.

 

Publicidad