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Cómo competir por una medalla de oro con un corazón trasplantado

Cómo competir por una medalla de oro con un corazón trasplantado
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Cristian Navamuel, un atleta argentino, hace 6 años se realizó un trasplante que le salvó la vida. Lo que no pensó en ese momento es que algún día podría también volver a correr.

Para muchos atletas representar a su país en una competencia mundial es el desafío más importante de su vida.

Pero para los deportistas que competirán en los XX Juegos Mundiales de Trasplantados, que comenzarán este domingo en Argentina, es distinto.

Ellos ya ganaron su carrera más difícil. La medalla de oro sería simplemente "la frutilla (fresa) de la torta".

Es lo que siente Cristian Navamuel, uno de los atletas que formará parte de la delegación anfitriona en los Juegos que se llevarán a cabo en el balneario de Mar del Plata, en la provincia de Buenos Aires.

A pesar de tener esa perspectiva distinta, Cristian confiesa a BBC Mundo que cuando compite por Argentina se pone más nervioso de lo que estaba cuando esperaba un corazón nuevo.

Fue hace solo seis años que se realizó el trasplante que le salvó la vida.

"Tenía 33 años y era completamente sano. Pero un día me enfermé, me dio fiebre alta y me dolía la espalda", cuenta.

"Los médicos creían que tenía neumonía. Me dieron antibióticos y me mandaron a casa", recuerda.

Tras volver a caer enfermo al poco tiempo le realizaron estudios y ahí llegó la noticia más terrible: un virus le había generado una miocardiopatía dilatada y su corazón ya no estaba funcionando bien.

La única solución era un trasplante.

Cristian, acostumbrado a hacer deporte toda la vida, no lo podía creer.

"Siempre fui corredor. De joven incluso representé a mi provincia, Salta, en competencias nacionales de atletismo", cuenta.

Al momento de enfermar se entrenaba para correr una media maratón.

Un milagro

A pesar de la crítica situación, Cristian recuerda sentir mucha paz mientras esperaba que apareciera un donante para salvarle la vida.

Y la suerte estuvo de su lado. A los once días de internación, cuando su estado ya se había deteriorado tanto que le daban apenas 48 horas de vida, apareció un corazón.

"No sé nada del donante porque la información se mantiene en secreto. Solo sé que era un chico joven, de 23 años, y que falleció en un accidente de tránsito", dice a BBC Mundo.

"Fue un milagro", resume.

Lo operaron el 27 de octubre de 2009. La cirugía duró cuatro horas.

Una semana después ya pudo volver a caminar.

Lo que no pensó en ese momento es que algún día podría también volver a correr.

"Mi doctor me decía que iba a poder hacer todo lo que hacía antes, pero me costaba creerle", afirma.

Su miedo más grande era que su nuevo corazón de pronto dejara de latir.

Lo que lo ayudó fue conocer a otro trasplantado, un hombre llamado Jorge que lo visitó cuando estaba en terapia intensiva y le contó cómo él se había recuperado completamente después de recibir un nuevo corazón.

Ante la insistencia de su médico de volver a la actividad física, Cristian tuvo una idea.

Decidió buscar en internet casos de deportistas trasplantados.

Fue así que dio con la Asociación de Deportistas Trasplantados de la República Argentina (Adetra), una ONG creada en 1997 con el fin de promover la actividad física entre personas que recibieron trasplantes.

Objetivo

Fue gracias a Adetra que se enteró de la existencia de los Juegos Mundiales de Trasplantados, una competencia internacional que se disputa cada dos años.

Creados en el Reino Unido en 1978, reúnen a deportistas de todas las edades de medio centenar de países.

Fue después de conocer a algunos atletas argentinos trasplantados de corazón como él, que entrenaban para los Juegos, que perdió el temor y se animó a volver a las pistas.

En agosto de 2011 volvió a correr en el mismo lugar donde había competido como juvenil en representación de Salta: el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard), en Buenos Aires.

Una vez por semana los deportistas de Adetra tienen acceso al Cenard para entrenarse.

Cristian se puso un objetivo: lograr la clasificación para representar a Argentina en los Juegos de Sudáfrica de 2013.

Para ello empezó a correr no solo en el Cenard sino también en el Parque Centenario, un espacio al aire libre cerca de su casa.

Sus entrenamientos eran de noche o en los fines de semana, ya que de día debía dedicarse a su trabajo como encargado de edificio.

Según cuenta, uno de los desafíos más grandes que tienen las personas trasplantadas es conseguir empleo: nadie los contrata.

"Si no tenías un trabajo fijo antes de tu trasplante, como yo, es muy difícil conseguir algo", lamenta.

Uno de los motivos de esta discriminación es que las personas trasplantadas son inmunodeprimidas con medicamentos de por vida, para evitar que el cuerpo rechace el nuevo órgano.

Este hecho también afecta el entrenamiento de los deportistas trasplantados, que tienen ciertas limitaciones para entrenarse al aire libre si hace mucho frío o llueve.

A Sudáfrica

A pesar de las limitaciones, Cristian logró su meta y en 2013 viajó junto con otros 54 deportistas argentinos a Durban, donde la delegación logró el octavo puesto en el medallero, entre 53 países.

Cristian fue uno de los cerca de 20 representantes que viajó becado por la Secretaría de Deportes de Argentina. El resto debió solventar sus propios gastos.

En los Juegos Mundiales de Trasplantados es común que cada deportista realice varias disciplinas (en total son 13, todas ellas divididas en categorías por edad y género).

Cristian obtuvo una medalla de plata como integrante de la selección de voleibol, y quedó entre los primeros 6 del mundo en 100 metros, la posta de 4 x100 y los lanzamientos de disco y bala.

Para los Juegos de Mar del Plata, que concluirán el 30 de agosto, tiene el desafío de lograr más medallas.

De todos modos, Cristian, al igual que los organizadores argentinos de los Juegos,tienen en claro que el objetivo último de la competencia es otra: crear conciencia.

"La creamos mostrando que una persona trasplantada es alguien sano, competitivo, que puede llevar una vida normal", afirma.

Otro objetivo importante del evento es fomentar la donación de órganos.

La oficina de prensa de los Juegos destacó a BBC Mundo que Argentina logró adjudicarse la sede –es el primer latinoamericano en hacerlo- en parte debido a sus éxitos en esta materia.

"La Argentina es el país de América Latina con mayor tasa de trasplantes, a razón de uno cada cinco horas. Durante el año pasado, el número de trasplantados alcanzó a 1.700", informó el Ministerio de Salud a través de un comunicado.

Accesible

Cristian también resalta este logro.

"Unas de las típicas cosas que hablamos con atletas de otros países en el Mundial es cómo fue nuestra operación, y eso me hizo dar cuenta de que en mi país los trasplantes son mucho más accesibles que en otros lados", señala.

"Es uno de los pocos lugares en los que un trasplante es accesible a todos, más allá de las condiciones económicas", destaca.

Por este motivo, Cristian se siente muy orgulloso de ser el anfitrión de los cerca de1.100 deportistas de 48 naciones que llegarán a Buenos Aires para los Juegos.

"Toda la vida soñé con representar a Argentina en un evento deportivo. Jamás hubiera pensado que recibir un trasplante de corazón me permitiría cumplir con mi sueño", agradece.

 

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