AFP

La indignación generada por el decreto del presidente Donald Trump para limitar la inmigración a Estados Unidos expuso la angustia de los inmigrantes e hizo recordar que los trabajadores cualificados extranjeros son indispensables para muchas empresas estadounidenses.

El decreto, que cierra temporalmente las fronteras de Estados Unidos a los nacionales de siete países de mayoría musulmana y a los refugiados, provocó esta semana espectaculares manifestaciones de apoyo a los inmigrantes en potencia bloqueados en los aeropuertos.

Numerosos directores de empresas del sector tecnológico estadounidense, que emplea a miles de ingenieros extranjeros, también se opusieron a estas medidas, que podrían afectar a cientos de sus trabajadores.

Trump ya dejó clara hace tiempo su voluntad de instalar una política económica basada en el principio de "Estados Unidos primero", privilegiando a los trabajadores nacionales frente a los demandantes de empleo inmigrantes.

Con su llegada a la Casa Blanca, anunció su ambición de crear 25 millones de empleos nuevos en los próximos diez años y más que duplicar la tasa de crecimiento, al 4%.

Al mismo tiempo, Trump impulsó el proyecto de construcción de un muro en la frontera con México, la creación de un registro de crímenes cometidos por inmigrantes, la reducción de la financiación para las ciudades que no apliquen las nuevas reglas migratorias y una aceleración de las expulsiones.

Varios economistas afirman que sus objetivos económicos serán imposibles de lograr si no se retrasa la edad de la jubilación o se acoge a un gran número de inmigrantes. O ambas cosas.

"Aumentar la población" 

El consejero estratégico de Donald Trump Stephen Bannon había afirmado en 2015 que la presencia de asiáticos en Silicon Valley podía minar "la sociedad cívica", un punto de vista compartido por la extrema derecha estadounidense.

Pero en público Trump alega motivos de seguridad nacional y económicos.

Así, no solo prometió impedir que las empresas externalicen la mano de obra sino también "imponer como condición absoluta contratar primero a trabajadores estadounidenses".

"Debemos proteger nuestras fronteras de los estragos de otros países que fabrican nuestros productos, roban a nuestras empresas y destruyen nuestros empleos", dijo en su discurso de investidura.

Pero los economistas consideran que duplicar el crecimiento y crear 25 millones de empleos para 2027 es incompatible con una limitación de la inmigración.

"La única forma de darle sentido a estas propuestas para un economista es aumentar la población", explica a la AFP Jennifer Hunt, execonomista jefa en la Secretaría de Trabajo.

Hunt, que ahora trabaja en la Universidad de Rutgers, también participó en trabajos de la Academia Nacional de Ciencias que llegaron a la conclusión de que, a largo plazo, la inmigración beneficiaría mucho a la economía estadounidense, con "pocos, o incluso ningún efecto negativo" en el empleo o en los salarios de los nacionales nacidos en Estados Unidos.

En los años 1990, los inmigrantes contribuyeron considerablemente al crecimiento, gracias a la innovación.

"En el año 2000, en comparación con 1990, el producto interior bruto por habitante era de entre 1,5% y 2,5% más elevado con la inmigración que sin ella", apunta Hunt.

Y los inmigrantes representaron un tercio de las numerosas nuevas patentes presentadas entre 1990 y 2000, según ella.

"Irrealizable" 

Los objetivos de Donald Trump son "totalmente irrealizables" con la mano de obra actual, insiste Ian Shepherdson, economista en jefe de Pantheon Macroeconomics.

"No hay mano de obra suficiente para alcanzarlo", explica.

Para Ben Zipperer, del Economic Policy Institute, el crecimiento de la inmigración es necesario si se tiene en cuenta que uno de cada cuatro estadounidenses tendrá más de 65 años en los diez próximos años.

Este experto explica en su blog que la única solución para ocupar los 25 millones de empleos que Donald Trump pretende crear en los próximos diez años es recurrir a inmigrantes o solicitar a las personas que trabajen más tiempo.

Actualmente, la mano de obra inmigrante representa alrededor de 25 millones de personas. "Es una parte bastante importante de nuestra economía", señaló el experto a la AFP.

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